Es una obra Pontificia que promueve la ayuda reciproca entre los niños, los adolescentes y los jóvenes de todo el mundo, para que ellos mismos sean protagonistas de la evangelización como agentes, donantes y receptores de la tarea misionera de la iglesia. Se enseña a los niños a cumplir la tarea evangelizadora con actividades sencillas como ayudar en la casa, en el colegio. Visitar obras de asistencia humanitaria propias de las parroquias. Que conozcan de Dios y se comuniquen con él a través de la oración. Se viven cuatro momentos que se distribuyen durante el mes: compartir misionero, catequesis misionera, espiritualidad misionera y servicio misionero. Cada momento de estos se vive como una fiesta para los niños. Los niños se dividen en tres grupos: 4 a 6 años TRIGO VERDE, 7 a 9 años TRIGO MADURO, 10 a 12 años TRIGO MADURO AVANZADO, que son los niños destinados a formar el grupo de lideres que ayudan en la organización de los niños menores. Su oración está dirigida a interceder por todos los niños del mundo “De los niños del mundo, siempre amigos”
OBJETIVOS DE LA PASTORAL
Ser una verdadera escuela de formación en la fe, en la solidaridad y en el compromiso misionero de niños y niñas entre 4 y 12 años a través de talleres y celebraciones de fácil realización para sus miembros.
TAREAS PROPIAS DE LA PASTORAL
Mantener unido y activo el grupo de asesores. Para planear, ejecutar y coordinar toda la actividad misionera.
Mantener una formación espiritual permanente a través del sacerdote asesor de la infancia en la parroquia.
Motivar a niños y niñas entre 4 y 12 años para formar los diferentes grupos.
Procurar el enamoramiento de los niños y los padres por las actividades propias de la infancia.
Realizar actividades de campo, para que hagan vida lo aprendido en el proceso.
Formación en y para la oración en su proceso de crecimiento espiritual.
Animar a los padres de familia a participar de su propia formación.
Nombrar un niño o niña guía que motive a sus demás compañeros a cumplir los compromisos adquiridos.
Buscar que los niños continúeme, luego de finalizar su proceso, participando de la actividad pastoral de la parroquia.
Buscar entre padres de familia o jóvenes mayores, el acompañamiento de los niños en el desarrollo de sus compromisos semanales.
Lograr todos los objetivos de la infancia misionera.
Seguir las instrucciones dadas por el Delegado Arzobispal para la animación misionera.